Se llamaba, dicen, Alonso Sánchez. Y fue, también dicen, el primer español en viajar al Nuevo Mundo, esto es, antes que el renombrado Colón que nos mencionan en la escuela. De allí que muchos lo titulan "prenauta".
Érase, como asegura Fray Bartolomé de las Casas, piloto de un navío que iba para otras partes pero que una tormenta terrible lo arrojó sobre estas por entonces ignotas costas.
Y pudo haber sido quien murmuró años después su historia en los oídos de Cristóbal, con lo que éste concibió - o quizá solamente reforzó - su idea de llegar a las Indias viajando rumbo a Occidente.
No es fácil de creer, como tampoco lo es aseverar a pies juntillas el relato de Colón. El mencionado fraile escribió:
"Díjose que una carabela o navío que había salido de un puerto de España y que iba cargada de mercadería para Flandes o Inglaterra, o para los tractos, la cual, corriendo terrible tormenta, y arrebatada de la violencia e ímpetu de ella, vino diz que, a parar a estas islas y que aquesta fue la primera que las descubrió."
No es sencillo, reitero, creer que si una nave sale de España con rumbo a Inglaterra o a lo que es hoy Holanda, pueda sufrir un temporal tan violento que la haga llegar al otro lado del Atlántico. Pero Fray Bartolomé, como cura que era, sabía bien que había un mandamiento que prohíbe mentir so pena de ser castigado con el fuego eterno, y no iba a escribir alguna falsedad sabiendo que lo era o podía serlo.
Nadie habló de don Alonso y su descubrimiento de América hasta que Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega, escritor e historiador peruano de ascendencia española e indígena, lo incluyó en sus "Comentarios Reales". El tal escritor, primer mestizo racial y cultural de América, "príncipe de los escritores del Nuevo Mundo", publicó su obra allá por 1609, poniendo en negro sobre blanco el nombre del ignorado u olvidado Sánchez.
Cuenta el cronista que había oído la historia cuando era niño, de boca de viejos conquistadores. Éstos le habían dicho que el tal Alonso Sánchez hacía frecuentes viajes a Inglaterra, las islas Canarias y Madeira. Y que en una oportunidad, viajando en un navío pequeño y con pocos marineros, fue sorprendido por una tormenta que lo desvió de su ruta y lo llevó hacia el oeste por aguas desconocidas. Pero agrega algunos detalles muy interesantes.
Cuenta que al cabo de varias semanas y con la embarcación bastante dañada, los marineros avistaron tierra, una isla que a juicio del cronista podría haber sido Santo Domingo. Cuando llegó a un puerto extraño construido por los indígenas, desembarcó con los pocos marineros que le quedaban de la tormenta.
Los indígenas lo recibieron bien porque eran más altos y tenían barba (los indígenas eran imberbes) y porque su religión les decía que desde el mar vendrían los dioses. Los indígenas le dieron comida, oro y le ofrecieron a sus mujeres como regalos. Después de todo esto empezaron a preparar el viaje de vuelta, pasaron aproximadamente una o dos semanas, y volvieron con un cálculo aproximado de cuando fueron conducidos por la tormenta.
Después de casi un mes atracaron en la isla de Porto Santo, donde residía Cristobal Colón. Alonso Sánchez, enfermo y siendo uno de los pocos sobrevivientes, siempre según estas historias orales, tomaría contacto con el navegante, al que trasladó toda la información que recogió el marinero.
La historia del prenauta Alonso Sánchez fue debatida durante siglos. Así, en 1762, José Ceballos, Comendador del convento de los Mercedarios Descalzos de Sevilla, en la censura a una obra sobre historia de Huelva, da como cierta la historia considerando la fuente del Inca Garcilaso de la Vega como original e irrefutable.
¡Gloria y honor a don Alonso Sánchez! Pues si bien no podemos confirmar que fue el primero en atracar en la que sería América con una nave española, tiene suficientes votos a favor para hacer que lo creamos, en su beneficio y en oposición a la historia de que Cristóbal Colón, alguien bastante desagradable y de orígenes dudosos, merece tal gloria y tal honor.
Aquí, con esta nota, queremos poner al menos una duda en tu espíritu. Y unos datos que te harán quedar bien en cualquier reunión de amigos en la que, bajando la voz y con aire de misterio, relatarás esta historia que te hará competir sin desmedro con alguno que les habló de la falsedad de la llegada del hombre a la Luna o de que algún ex presidente considerado muerto en realidad goza de buena salud en alguna tierra no lejana.
Daniel Aníbal Galatro
danielgalatro@gmail.com
Esquel - Chubut - Argentina
Noviembre de 2013
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